jueves, 4 de septiembre de 2008

No persigas la felicidad. Detrás de la esquina sólo nos espera la fatalidad

Y sí, al final se fueron por el desagüe todos los sueños, los planes, las expectativas, la esperanza. ¿Quién va a ser el guapo que encuentre ahora la cura a este batacazo? No bastará con una tirita que tape la herida porque esta herida no va a dejar de sangrar en mucho, muchísimo tiempo. Y sé que no sirve de nada quedarse estancado en el NO. Y que quedarse parado con la mirada fija en la puerta que nos acaban de cerrar en las narices no ayuda a arreglar las cosas. Lo sé. Pero cuesta admitir que ya no podrás cruzar el umbral de promesas que te habías hecho a ti mismo, aunque sólo sea por el momento. Y la única luz que puede iluminarte es la que está detrás de la puerta que está vedada a ti. Sabes que hay 20.000 ventanas alrededor pero eres incapaz de quitar la vista de esa maldita puerta. Y es como cuando un niño pequeño se emperra con algo y no hay ser viviente que se lo pueda quitar del entrecejo. O lo consigue o se deshace en lágrimas. Y lo de conseguirlo lo veo algo imposible por el momento así que la única opción que me queda es sacar toda esta rabia e impotencia diluida en agua sobrante que se escapa por mis ojos. ¿Y qué voy a hacer ahora con mi vida? Es la pregunta que más llevo oída en menos de 2 días. Y sinceramente, me hincha los ovarios porque ni yo lo sé. Y lo odio. Odio esta situación. Odio este sentimiento de no estar a la altura. Y odio haber sido tan idiota. Pero muerto el perro se acabó la rabia. Y ahora que el sueño por el que más luché en toda mi vida se ha deshecho entre mis dedos sólo quiero dejar que el viento se lo lleve lejos. Muy lejos. Tan lejos que algún día deje de doler.

2 comentarios:

Blueyes dijo...

Tu siempre estás a la altura.

;)

R. dijo...

ABRE OTRO GRIFO,O ABRE LA BOCA HACIA EL CIELO EN LA PROXIMA TORMENTA,PERO NO TE DESHIDRATES :)