Mantente al margen. Sé discreta. Cuanto menos sepan de ti, menos tendrán que emplear en tu contra. No destaques. No grites. No digas palabrotas. Ponte recta. Sé amable. Y agradable. Deja de mirar el suelo. Baja de las nubes. Las drogas son malas. Y el alcohol. Y el sexo. Y los sueños. Así que no sueñes. Deja de soñar. Y respira lo justo. Que no se note mucho que estás viva. Pero sonríe, eso sí. Aunque no tengas ganas. A la gente le gustan las personas que sonríen. Y tú tienes una sonrisa muy bonita. Sobre todo cuando lloras. Sobre todo cuando callas. Haz que estemos orgullosos. Sal ahí y encuentra un trabajo respetable, un marido decente y ten muchos hijos. Sal ahí y luce tu desgracia, tu miedo contenido entre los vértices de la sonrisa, tus sueños de juventud aniquilados bajo el peso de la rutina. Y finge. Finge siempre, querida. Si los demás han llegado a alguna parte, es porque han seguido el camino que otros que llegaron antes les dejaron marcado. Así que camina en línea recta y olvídate de absurdos. La felicidad de la que tanto hablas llegará en algún punto. Y si no, míranos a nosotros. Hemos aprendido tanto de la vida en el camino…
4 comentarios:
Me ha puesto los pelos de punta. Yo... yo sería totalmente incapaz de vivir así...
cierra los ojos, sigue andando que yo te guio....
que pena...
El camino lo es TODO.
finge siempre que estas bien..
Publicar un comentario