sábado, 22 de agosto de 2009


-No sabes cómo me gustaría poder ignorarte. Hacer como que aquella noche no existió. Como si entre tú y yo no hubiese pasado nada. Apareciste sin más. Y yo sólo quería rutina. Tranquilidad. Linealidad por un tiempo. Y una sonrisa tuya bastó para tirarme abajo 5 meses de obras pro-coraza interna. Y si la cosa se hubiese quedado ahí, habría estado a tiempo de cerrar la puerta y salir corriendo lo más lejos posible en dirección contraria. Pero tuviste que besarme. Y tuviste que hacerlo de aquella forma. Tuviste que abrazarme. Que acariciarme. Que mirarme a los ojos y hacer que el corazón se me parase y estuviese desbocado al mismo tiempo. Tuviste que tratarme como una princesa y hacer que una noche con un completo desconocido fuese una de las más increíbles que he tenido en toda mi vida. 2 frases y una mirada te bastaron para marcar la diferencia. Y ahora estoy aquí. Harta de pensar en ti cada día desde aquella noche. De preguntarme si para ti significó algo o simplemente fui tu pasatiempo las horas que estuvimos juntos. Sí, de preguntarME porque no tengo el valor suficiente de preguntárTElo a ti. Y de eso también me canso. De acabar siempre con los bolsillos a reventar de todas las cosas que no me atrevo a decir por las consecuencias. Porque me aterra pensar que puedo llegar a enamorarme de ti. Porque en 4 semanas me iré y tú seguirás aquí y nada de esto tiene sentido. Porque tu respuesta puede ser una grieta más en mi maltrecho corazón. Porque a pesar de todo, de lo absurdo de la situación, me gustaría volver a verte. Volver a besarte, a sentir tus brazos rodeándome. Y estoy tan cansada…Apareces en mi vida cuando no esperaba nada y has sido lo mejor que me ha pasado en mucho, muchísimo tiempo y ahora todo apunta a que tengo que renunciar a luchar por ti porque todo esto no tiene ni pies ni cabeza sobre los que sostenerse.



Colgó el teléfono y lo estrelló contra la pared. Se quedó de pie en el centro de la habitación empapada en lágrimas durante un instante viendo como los pedazos caían progresivamente sobre el suelo. Una vez más, al otro lado de la línea, no hubo respuesta.



...Seguía sin ser capaz de marcar su número...

8 comentarios:

Desilusionista dijo...

Yo no abogaría por la linealidad en el tiempo. A veces lo mejor de todo viene cuando se destruye aquello que habías construído durante mucho mucho tiempo ;)

Soraya dijo...

Primero que tu escrito me recuerda una canción de Quique: De haberlo sabido no hubiera dado todo en un principio, no hubiera sido la noche en tu espalda… Después si me permites te doy un sutil consejo, pues ya que sólo tienes 4 semanas, inténtalo, arriesga, llámale, hazlo de esta historia de una noche algo más duradero y placentero de ser recordado.

Un beso.

Blueyes dijo...

"2 frases y una mirada te bastaron para marcar la diferencia".

Que difícil resistirse esas dos frases que cuando menos te lo esperan aparecen, como tu bien dices, marcando la diferencia...

OjosMiel. dijo...

Olvidarolvidarolvidar. Me encanta como describes ese tipo de sentimientos, de verdad.

Agua dijo...

Las cosas llegan cuando menos las esperas, pero cuanto mas alocadas parezcan quizas mejores son y aunque tu no lo creas la distancia no tiene porque ser un impedimento para luchar por el... atrevete!!!!

Anaid Sobel dijo...

Porque las cosas siempre cambian cuando no deberían cambiar.
Porque todo sucede cuando no quieres que suceda.
Porque basta que necesites desaparecer del mundo tras una muralla de hielo para que esta se derrita.

Impresionante, sin más.


Besos grises*

Lucía dijo...

Aunque no le llamara, seguro que se sintió mucho mejor después de confesar todo lo que sentía, aunque fuera para ella misma.
Es curioso cómo el amor nos complica la vida. Pero mejor complicaciones que no tranquilidad, rutina, o corazas.
Un saludo.

Ela dijo...

nunca ha sido facil olvidar...