“Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo.
No estoy en este mundo para llenar tus expectativas.
Y tú no estás en este mundo para llenar las mías.
Yo soy yo y tú eres tú.
Y si por casualidad nos encontramos, es hermoso.
Si no, no puede remediarse."
Me encanta la lluvia. Siempre se me olvidan los guantes, así que es raro el día que no tengo las manos congeladas. Llevo calcetines hasta la rodilla y un pañuelo siempre en el cuello, porque sin ellos me siento más desnuda que sin ropa. Me gusta ayudar a que la gente esté bien, pero sufro una empatía muy aguda y, a veces, se me enquista en la garganta tanto caos por todas partes y enmudezco y, así sin más, me echo a llorar como si se fuese a acabar el mundo. Me entusiasma regalar sonrisas. Y no puedo evitar sonreír cuando veo la luna en cuarto creciente porque, en verdad, sólo veo la sonrisa del gato de Alicia allá arriba, riéndose de todos. Me parece algo realmente genial. Me enerva la gente que se ríe constantemente. Y aborrezco profundamente el fútbol y casi todos los deportes. No tolero la mentira ni el engaño. No me rindo fácilmente, pero si lo hago ya no hay marcha atrás.
Seguro que a usted le gusta el fútbol. Adora los perros. Y la lluvia le pone triste. En cambio, le encanta salir a pasear cuando hace sol. Siempre se le olvida la chaqueta y, por eso, suele acompañarle todo el invierno un bonito resfriado. El mar lo tranquiliza y le ayuda a pensar. Tiene un serio problema con el chocolate. Y su sonrisa hace que todo a su alrededor sea un poco mejor. Siempre está escuchando alguna canción. Le agobia el transporte público. Y la gente que quiere está por encima de cualquier cosa. No le dan miedo las alturas. Ni las grandes decisiones. No soporta que le fallen ni que le hagan promesas que no se vayan a cumplir. Detesta la deslealtad. No se rinde fácilmente, pero si lo hace ya no hay marcha atrás.
Sin embargo, sé que se enamorará de mí por mi pasión por la lluvia. Y porque pensará que estoy loca. Le regalaré tantas sonrisas (las más bonitas que haya ideado en toda mi vida) que le parecerá que hasta entonces no había sonreído nunca. Mi debilidad acabará siendo un perrito. Y el momento más divertido de mi día será el que pase con usted gritándole al televisor y haciéndole de rabiar porque su equipo vaya perdiendo. Llenaré la casa de post-it que le recuerden cada cosa importante que deba ser recordada cada día. Entre ellas, que coja el abrigo al salir si yo no estoy para correr detrás de usted con él antes de darle un beso y desearle un buen día. Y usted, me colgará en la puerta los guantes para que mis deditos no sufran cada mañana. Eso, el día que no esté para ponérmelos y frotarme las manos con las suyas antes de darme un beso en la nariz y dejarme ir. Tendremos peleas tan fuertes que harán que un cataclismo parezca un día nublado, porque sentiremos algo tan grande que de vez en cuando nos pueda el miedo a perderlo. Pero no nos rendiremos fácilmente. Seremos conscientes de la suerte que tenemos por estar en esa situación, por sentir un miedo tan jodidamente hermoso, y un rato después estaremos en la cocina preparando algo con mucho chocolate.
Usted no será lo que yo esperaba. Y eso es lo que lo hará maravilloso.
4 comentarios:
"ese miedo tan hermoso" jolín CHAPÓ!
La belleza de dejarse sorprender por lo que nunca nos planteariamos...enamora!
Si señorita me ha conquistado tu texto.
Una sonrisa con mucho miedo hermoso del que ahoga.
ejercicios para tonificar los senos, ahora lo pruebo y no paro.
escribes...
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r
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no me importa que seamos diferentes, te sigo.
y si fueran iguales seria tedioso no? lo mejor es maravillarse de los gustos y locuras del otro, descubrirlas lento, casi por casualidad
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