jueves, 26 de mayo de 2011


A veces me doy cuenta de que no respiro. Caigo en ello de pronto, como cuando de repente recuerdas algo importante que se te había olvidado y piensas “¡Mierda!” ¿Sabe lo que digo? No es la primera vez que me pasa, pero hacía bastante que había conseguido controlarlo. Relajarme y, tan solo, respirar con normalidad. Pensará que es algo absurdo. Que respirar con normalidad es un acto involuntario y de lo más natural. Pero cuando vives en una tensión constante, cuando necesitas concentrarte en sostener toda tu estructura íntegra en pie y hacer que siga funcionando, a veces se te olvida respirar. Es por el vacío. Por intentar evitarlo. Mirar constantemente hacia afuera y mantener la oscuridad, invariable, dentro. “Si no me acuerdo, no pasó”. Hay momentos en que tengo la sensación de que todo ha sido un mal sueño…pero luego recuerdo. Y aparece de la nada. Implacable. Y cuando me quiero dar cuenta han pasado días y no he parado ni un segundo, ni si quiera a respirar. Vuelvo a huir con la rutina.

2 comentarios:

Anaid Sobel dijo...

Toma una gran bocanada de aire y se fuerte, creo que es el mejor consejo que puedo darte ahora*

Ela dijo...

aunque respirar no sea más que un reflejo hay veces en que no te da el tiempo
un beso!