domingo, 30 de octubre de 2011



Imagina la situación que creas que más daño puede hacerte. Una tragedia. Algo que te haga enloquecer de dolor. Ahora, deja que te cuente algo:

Imagina a un hombre de unos 40 y algo que ha pasado un tratamiento de quimio y radioterapia. Que ha superado una operación para extirparle un tumor de 10 cm de su cuello. Que ha pasado un infierno y que, cuando está empezando a salir de él, vuelve al punto de partida. Reaparece el cáncer. Imagínate que es un miércoles, que toca pasar consulta, que hay 200 pacientes en las salas de espera. Y a nuestro hombre le toca por fin su turno. Y entra en la consulta y se pone a hablar con su médico. Y de pronto, le revienta la carótida. Ve cómo su sangre sale a presión de su cuello bañando techo, paredes, mesas, personal…Y sabe que va a morir. Y en los 3 minutos que tarda en morir su médico le inyecta todas las ampollas de nolotil que encuentra en los cajones porque no da tiempo ni de ir a buscar la morfina. Y en los 3 minutos que tarda en morir, el personal informa a los pacientes que esperaban que se cierra la consulta. Y los pacientes gritan e insultan. Hasta que ven llegar al cura. Entonces, se hace el silencio.

Imagínate a una chica de unos 32 años. Guapa, joven, alegre que después de 3 años planificándolo, se queda embarazada. Y es una niña. Y pasan los meses. La niña empieza a moverse. La mamá la nota moverse. Y le habla, le canta. La quiere más de lo que ha querido a nada hasta ahora. Preparan su habitación, compran vestidos, pijamas, mantitas, la cuna, peluches, letreros con su nombre… Y ya han pasado 8 meses. Quedan 3 semanas para el parto. Y detectan que algo no va bien. Y le dicen a la mamá que su niña, su pequeña, va a morir en cuanto nazca porque su corazón, entre otras muchas cosas, se ha formado mal y que en cuanto las separen, morirá. Y la mamá sigue con el embarazo porque es consciente de que mientras su bebé esté dentro de ella va a estar vivo.

Y ahora dime, ¿dónde está Dios? ¿Dónde está la esperanza, la fe? ¿Dónde queda la piedad, el consuelo, la cordura? ¿Dónde?

Cada vez entiendo menos qué clase de broma absurda es esto.



2 comentarios:

Anaid Sobel dijo...

Me has hecho hasta llorar, en serio.
No tengo palabras.
No las suficientes.

Anónimo dijo...

me encanto tu blog, espero que sigas publicando conmo lo haces, y de hecho me convierto en tu seguirdor.

gracias