martes, 22 de marzo de 2011



Me aterra el desprecio que una palabra puede contener. La frialdad, la intolerancia, la no empatía y la indiferencia. La incomprensión. Las miradas que se apartan y los brazos que se cierran. Me angustia la distancia y la soledad. El olvido. Que te vayas sin mirar atrás. El paso firme y el pulso que no tiembla al cogerte la mano. Los corazones que dejan de latir. Los días se hacen más largos y me duele el hueco que solías ocupar aquí, en mi pecho. Las sombras crecen a expensas de la progresiva falta de luz. Y me entristece comprender que corren malos tiempos para brillar. Las sombras se dilatan, se expanden, amor. Y hoy… Hoy sólo digo que, entre tanta sombra, parpadea de miedo, de rabia, de frío, mi luz.

5 comentarios:

Chelsea dijo...

Me ha encantado.

PD: yo también les tengo miedo a las miradas que se apartan.
Muac!

.Amazonica dijo...

La oscuridad nos aterra, pero por más débil que sea nuestra luz, nunca hay que dejar que se extinga.
Me ha encantado :)

besos!

Hollie Deschanel dijo...

Las palabras pueden ser letales a veces.

Anónimo dijo...

Las palabras contienen tanto, y se pueden usar en tantos sentidos y con tantas intenciones...que da vértigo. Son armas de doble filo, y por eso creo que debemos tener cuidado usándolas. Es una responsabilidad grande.

Anaid Sobel dijo...

Ódiame si quieres, tanto como seas capaz... pero por favor... no me ignores*